Os prometo que no tenía abandonado esto, lo que pasa es que me había marchado en busca de nuevas historias que contar e inspiración para darle un nuevo aire a este pequeño mundo mío al que estáis siempre invitados.
Por supuesto, ya sabéis lo que tiene salir de la rutina, arriesgar, aventurarse a lo desconocido y, de vez en cuando, hacer una locura, que al final siempre acumulas batallitas nuevas para compartir.
Y así pues, hoy lunes brindo por el estreno de un nuevo apartado en este blog llamado RELATOS en el que explicare historias, a veces inspiradas en hechos reales, a veces no.
Aquí os presento la primera:
Un reencuentro en un aeropuerto desconocido muy lejos de casa.
Si os digo que no estaba asustada estaría mintiendo, pues cruzar por primera vez sola el atlántico habiendo hecho escala en un segundo país no es moco de pavo. Pero me motivaba pensando en la llegada a mi destino y visualizando el reencuentro con ese chico que me tiene loca. El uno corriendo hacia el otro a cámara lenta por el vestíbulo de llegadas para encontrarnos en el centro, acurrucarnos en brazos del otro y besarnos mientras los créditos del final de la película se combinan con una banda sonora tipo Life is beautiful de Vega4 justo antes del fundido de la imagen.
Vamos, como deberían ser siempre los reencuentros.
Si os digo que no estaba asustada estaría mintiendo, pues cruzar por primera vez sola el atlántico habiendo hecho escala en un segundo país no es moco de pavo. Pero me motivaba pensando en la llegada a mi destino y visualizando el reencuentro con ese chico que me tiene loca. El uno corriendo hacia el otro a cámara lenta por el vestíbulo de llegadas para encontrarnos en el centro, acurrucarnos en brazos del otro y besarnos mientras los créditos del final de la película se combinan con una banda sonora tipo Life is beautiful de Vega4 justo antes del fundido de la imagen.
Vamos, como deberían ser siempre los reencuentros.