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24 de marzo de 2014

Nuevas aventuras. Nuevas metas. Historias que contar.

Os prometo que no tenía abandonado esto, lo que pasa es que me había marchado en busca de nuevas historias que contar e inspiración para darle un nuevo aire a este pequeño mundo mío al que estáis siempre invitados.

Por supuesto, ya sabéis lo que tiene salir de la rutina, arriesgar, aventurarse a lo desconocido y, de vez en cuando, hacer una locura, que al final siempre acumulas batallitas nuevas para compartir.

Y así pues, hoy lunes brindo por el estreno de un nuevo apartado en este blog llamado RELATOS en el que explicare historias, a veces inspiradas en hechos reales, a veces no.
 
Aquí os presento la primera:
 


Un reencuentro en un aeropuerto desconocido muy lejos de casa.

Si os digo que no estaba asustada estaría mintiendo, pues cruzar por primera vez sola el atlántico habiendo hecho escala en un segundo país no es moco de pavo. Pero me motivaba pensando en la llegada a mi destino y visualizando el reencuentro con ese chico que me tiene loca. El uno corriendo hacia el otro a cámara lenta por el vestíbulo de llegadas para encontrarnos en el centro, acurrucarnos en brazos del otro y besarnos mientras los créditos del final de la película se combinan con una banda sonora tipo Life is beautiful de Vega4 justo antes del fundido de la imagen.

Vamos, como deberían ser siempre los reencuentros.




Ahora en serio, me daba un poco de pavor la idea de no entenderme con el inglés, de perder el vuelo de conexión, de extraviar el pasaporte, de que alguien hubiera metido drogas en mi mochila, de que me secuestraran... y todo tipo de sucesos de los que te previene una madre justo antes de partir.

Pero al final todo fue como la seda: desde Barcelona pude hacer el check-in de los dos trayectos, los vuelos fueron puntuales, mi mochila y pasaporte se mantuvieron junto a mí durante todo el viaje y además no visualicé ningún posible secuestrador ni traficante por la zona.

Con lo único que tuve algo más de lío fue con la típica entrevista que te hacen antes de embarcar en un vuelo con destino USA. Ya sabéis, los que te preguntan si tienes malas intenciones.

¿Pero es que no veis la cara de niña-que-no-ha-roto-un-plato-en-su-vida que tengo?

Bueno, no sé si me entendió cuando traté de explicarle que no llevaba armas de ningún tipo, que no había dejado a nadie toquitear mi mochila y que no pensaba cometer ningún tipo de atentado. La cuestión es que después de hacerle perder toda la paciencia y de echarme un último vistazo de arriba a bajo, el tipo me dejó pasar.


Y como si el tiempo hubiera volado, varios capítulos de Friends y de Sexo en NY después (entre alguna que otra cabezadita), ya estaba aterrizando en Newark.

Habíamos quedado justo antes de pasar el control de aduanas y allí me quedé. Apoyé mi mochila contra un pilar y yo plantada junto a ella con una gran sonrisa en el rostro esperando su llegada mientras trataba de buscar red en el móvil.

Pero el tiempo pasaba, ninguno de los aviones que aterrizaba era el suyo y mi móvil seguía sin encontrar red.

Esperé y esperé mientras la idea romántica del reencuentro empezaba a desvanecerse dando paso a un: "Pero dónde narices te has metido?" y "Qué mierdas le pasa a mi móvil?"

Por fin alguien me dijo que debía esperar fuera y así lo hice. Pasé el control de aduanas y la zona de recogida de equipajes. A continuación fui a preguntar y un jarro de agua fría cayó sobre mi cabeza cuando el tipo de información me explicó que los vuelos de México aterrizaban en una terminal diferente a la que se llegaba con un tren.


Habían pasado ya casi dos horas desde que su vuelo había aterrizado, yo no lo encontraba por ninguna parte y me había dado por vencida con el móvil. No dejaba de repetirme una y otra vez: "Keine Panic!" La frase que utiliza siempre mi profesor de alemán justo antes de repartir un examen.
 
Decidí no moverme de mi terminal porque en los programas de televisión siempre advierten que es más fácil que te encuentren si permaneces siempre en el mismo lugar. Dijeron su nombre por megafonía un par de veces mientras yo esperaba sentada frente a la parada del tren por donde se suponía que él tenía que llegar con la única compañía de un chico español que esperaba su siguiente vuelo bebiendo, fumando y compartiendo conmigo historias de sus últimas juergas en Liverpool.

Yo no sabía si alegrarme por su compañía o ponerme a llorar. Iba a quedarme allí perdida para siempre, sin móvil, sin dinero y con ese chiflado.

Empecé a hablar con ese ser superior al que todos acudimos cuando estamos en problemas:


<<"Los dos sabemos que al final lo acabaré encontrando, ¿Por qué no terminas con esta pantomima de una vez en lugar de hacernos perder el tiempo?....."
.....
"....¡Te odio por hacerme pasar por esto!! ¿No se supone que tú ayudas a la gente? ¡Una estafa! Eso es lo que tú eres....." 
.....
"Por favor, si me ayudas te prometo que seré buena durante el resto de mi vida.... ¡Porfa, porfa, porfa!">>


Cuando otra hora más tarde se me acabaron las plegarias, las amenazas y la paciencia para seguir escuchando absurdas historias de los Erasmus en Liverpool, decidí volver a intentar lo de la megafonía y un señor con expresión amable que no recordaba haber visto cuando pedí ayuda por primera vez, me sugirió que bajara a la planta de abajo a echar un vistazo, sólo por si acaso, antes de volver a utilizar la megafonía.

Allí estaba yo, bajando de nuevo y sin ganas las escaleras, segura de estar perdiendo el tiempo dado que ya había inspeccionado esa planta con anterioridad, pero con ganas de contentar al tipo amable para que me dejara utilizar la megafonía otra vez.

Y de pronto, cuando terminé de bajar el último escalón, como si las estrellas se hubieran alineado en ese momento, mi nombre se escuchó por los altavoces, alcé la vista y entonces lo vi. Al otro lado del vestíbulo reconocí aquella mochila roja y gris que me era tan familiar, que a tantos viajes nos había acompañado, la que siempre me dejaba llevar a mí porque decía que pesaba menos. Aquella mochila que colgaba de su espalda en ese momento mientras él perdía los nervios con una recepcionista. Él también se había asustado y saberlo hizo que mi corazón diera un vuelco de felicidad.

¡Entonces ocurrió!

Yo alcé el brazo. La recepcionista me vio. Él se giró y el aire regresó a mis pulmones. Ambos sonreímos antes de echar a correr a través del vestíbulo para encontrarnos en el centro, abrazarnos y besarnos como locos mientras la melodía de Life is beautiful subía de volumen para acompañar la escena final y los créditos empezaron a asomar en la pantalla.

Por fin podíamos dar comienzo a nuestra aventura.



<<"¿¿¿Se puede saber por qué diablos no encendiste el móvil???"

   "Mira, ni lo menciones.">>
 
 
 
Este post participa en la party link de Lireth's Notebook


 
 
 
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13 comentarios:

  1. Que bonito me ha encantado!!! <3 Att. tu rubita preferida ^^

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  2. oh!!!! que bonic! que sepas que mientras leía el texto, estaba deseando saber el final!! (y eso es muy bueno no? ;D )

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    1. jajajajaja espero que sí!!! Muchas gracias por apoyarme siempre con todo Teci!!!

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  3. He llorado y todo!

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    1. jajajajaj y fui testigo de ello!!!
      Un besote Miriam ;)

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  4. Real como la vida misma... sobretodo lo del móvil.... jajajajaja
    Bueno, yo me alegro que al final se encontrasen, que ya estaba yo en un sin vivir :)
    saludos

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    1. jajaja muchas gracias guapa!!! imagínate el sin vivir que tenía yo!! ;)
      Un besote Aisha!

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  5. Los aeropuertos siempre se prestan para historias de estas... Hoy en día creo que no hay lugar con más reencuentros y despedidas que un aeropuerto, aunque a mí me sigue pareciendo más romántico una estación de tren :)
    Saludos!

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    1. Totalmente de acuerdo con respecto a la estación de tren! Yo tengo la suerte de haber vivido algún reencuentro de lo más romántico en una estación de tren! jijij creo que algún día lo utilizaré como final en alguno de los relatos.... gracias por la idea Andrea!!!
      Un besote enorme y gracias por la visita :)

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  6. Aaaaaiiiiiii!! no había leído estooo!! La gallina de piel!! que susto!!! Mira que si perdemos a la moliniqui..!! Xulíssimo el relato!!

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    1. Muchas gracias Claretaa!!! Tranquila que a mi no se me pierde tan fácilmente ;)

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Muchísimas gracias por tu comentario, acabas de hacerme muy feliz :)