Si algo me gusta de visitar ciudades por segunda vez es que ya no tienes que cargar con una guía de viajes en la mochila, ni tienes que hacer colas de horas para entrar en cierto museo o subir a cierto edificio emblemático. Ya no tienes que ir a esos lugares de visita obligada.
Es lo que me gustó de mi última visita a Londres. Fueron sólo tres días pero ya no tuve que correr como la última vez, hace ya tantos años, para poder visitar cada uno de los emplazamientos importantes de la ciudad.
Ya no tenía que tragarme la cola para subir al London Eye ni pasarme una tarde entera en el British Museum. Este viaje lo dediqué a pasear, relajarme, desconectar y dejarme maravillar por ese clima meteorológico tan cambiante que hace que una mañana intensamente azulada y primaveral se convierta en cuestión de minutos en un paisaje oscuro y lúgubre, cosa que me encanta.
Me gustó pasear por esas calles llenas de cafés y tiendecitas encantadoras. Me gustaron las plazas llenas de ambiente festivo en una de las primeras jornadas primaverales del año.
Me gustó el Appel Market y todas las paraditas artesanales que te invitaban a pasarte horas en busca de algún tesoro. Me gustaron los espectáculos callejeros, ya fueran músicos o magos con los que te topabas aquí y allá.
Me gustaron los pavimentos adoquinados de todo el barrio y, sobre todo, las fachadas y los tejados típicos cuya arquitectura remonta del siglo XVII.
Me gustó toparme por casualidad con esta pintoresca plaza escondida en el interior de una manzana durante mi paseo por Covent Garden. Me gustaron las fachadas de obra vista que contrastaban con las ventanas y puertas de madera de colores y las balconeras llenas de plantas creando una postal encantadora.
Encontramos esta pizzería en el interior de Neal's Yard y no pudimos resistirnos a lo bonito que se veía desde fuera ni a la deliciosa pinta que tenían las pizzas.
El ambiente juvenil del local nos encantó, la simpatía de los camareros nos hizo sentir muy a gusto y el increíble sabor de sus enormes pizzas hechas para compartir nos maravilló. Definitivamente es uno de esos lugares que uno se apunta en su lista de restaurantes preferidos de los viajes.
El ambiente juvenil del local nos encantó, la simpatía de los camareros nos hizo sentir muy a gusto y el increíble sabor de sus enormes pizzas hechas para compartir nos maravilló. Definitivamente es uno de esos lugares que uno se apunta en su lista de restaurantes preferidos de los viajes.
Me gustó conocer este hermoso barrio, caracterizado por sus canales y tan lejos del mogollón turístico del centro.
Me gustó pasear a orillas del Regen'ts Canal, un silencioso remanso, y descubrir todas las casas flotantes amarradas en los márgenes, algunas con decoraciones de lo más variopintas. Me gustaron los barcos convertidos en cafés y los jardines de los alrededores.
Y las maravillosas edificaciones de la alta burguesía del siglo XIX me trajeron el recuerdo de algunas de las novelas ambientadas en aquella época que he leído.
Me gustó este pequeño restaurante Tailandés cuyo ambiente era realmente acogedor y servía una comida deliciosa. Disfrutamos de una cena muy agradable. Lo recomiendo a tope para todo el que visite la ciudad.
Por supuesto hay muchas cosas más que me gustan de Londres, como el paseo por el Tamesis del que poder disfrutar de unas vistas muy chulas; el Tate Modern, uno de mis museos preferidos del mundo o el precioso barrio de Nothing Hill.
Sin embargo hoy quería centrarme en esos lugares que se descubren por casualidad y que hacen que un viaje sea muy especial.
Feliz semana a todos :)
Me encanta Eva! Sigue así!
ResponderEliminarBesos!
¡Ahora tendremos que volver!
ResponderEliminarQue chulo! no conocía muchos de estos lugares! Las fotos son muy bonitas! ;)
ResponderEliminarMuchas gracias Clareta!! a la próxima toca visitarlos ;)
EliminarOooh que lugares más bonitos y desconcidos!! A mi también me encanta perderme por los rincones menos turísticos, creo que son los más auténticos!
ResponderEliminar¡Un saludo!
Jessica