Momentos perfectos de una vida imperfecta

 

 

 

Uno de sus momentos preferidos de la semana son esas tardes de domingo en las que llueve y deciden quedarse en casa, repantingados en el sofá, cada uno a lo suyo. Ella quizá leyendo y él haciendo sus búsquedas por internet. Porque  a él le encanta pasar el rato rastreando y rastreando hasta que da con algo que le guste, luego se lo muestra y los dos opinan y mantienen conversaciones que suelen empezar con '¿Te imaginas que...?'

 

Mientras anda cada uno a lo suyo la música suena de fondo. La banda sonora de alguna película, o el último disco de su cantante preferido, aquel a quien persiguen por Europa cuando está de gira.

 

A veces ambos están tan abstraídos que permanecen ratos sin hablar. Sobre todo ella, que se centra tanto en lo que lee que, sin darse cuenta, frunce el ceño y en ocasiones parece como si tratara de memorizar cada palabra del texto.

 

Hasta que de pronto alza la vista y lo descubre observándola. Lo hace con esa sonrisa de bobo que ella tanto adora.

Entonces le pregunta qué ocurre pero él se limita a sacudir la cabeza y, acto seguido, vuelve la vista a sus cosas.

 

A continuación es ella quien se queda embelesada mirándole. En realidad no necesita ninguna explicación, a él le ocurre lo mismo que a ella y, sin poder remediarlo, su expresión se convierte en la que tenía él hace tan sólo un instante.

 

Él se vuelve de nuevo hacia ella y ella trata de reprimir la sonrisa pero no lo consigue, lo que provoca que él sonría otra vez y le haga un gesto para que regrese a su libro.

 

Ambos se centran de nuevo en lo suyo, pero ella de reojo lo mira otra vez.

 

Lo que ocurre es el sofá destartalado en el que pasan el rato. Y ese apartamento en el que pasan los días, las semanas y los meses porque, a pesar de ser viejo, ser un congelador en invierno y tener el suelo más feo del mundo, es testigo de esto suyo y ya está lleno de recuerdos y de anécdotas. No podría ser más perfecto.

 

Claro que la vida no es perfecta, de hecho la vida es un desastre, tan llena de contratiempos, de accidentes, de mala suerte, de boletos de lotería sin premio, de kilómetros que se empeñan en alejarte de la felicidad.

 

Pero en ese momento la vida es perfecta para ella. Y todo porque junto a ella en el sofá está su persona. Esa persona que tiene el poder de convertir el desastre en aventura, el contratiempo en reto, el boleto no premiado en fortuna sentimental y esos más de dos mil kilómetros que a veces los distancian en un motivo de maravilloso reencuentro.

 

Y en ese instante, en esa tarde previa al inicio de una nueva semana y a la ajetreada rutina; en ese rato en el que los truenos no dejan de romper la tranquilidad y la lluvia riega las plantas y convierte en un estropicio la ropa tendida; en ese momento ella baja la vista a su libro y sólo una palabra escapa de su alma y de su corazón en un susurro apenas audible y dirigido a quien sea que dirija el mundo, al responsable de que sucedan las cosas, al mago que maneja los hilos del destino y que la ha llevado hasta allí.

A ese alguien. Sólo una palabra: Gracias.




PD: siento haber estado desaparecida tanto tiempo :P
 

 

 

 

 

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