Cuando regresé de mis últimas vacaciones decidí empezar un blog. El motivo por el cual tomé la decisión en este momento no viene al caso... aunque quizá hable de ello más adelante. La cuestión es que he decidido dedicar la primera entrada del blog al increíble país que me inspiró y me fascinó durante las tres semanas que pasé allí: Sri Lanka.
Admito que no soy una gran geógrafa y que, hasta hace apenas un año, ni siquiera conocía ese pequeño país insular ubicado en el océano índico al que llaman la Lágrima de la India.
Nuestra idea inicial era recorrer el sur de la India pero ya sabéis como van estas cosas, que si fulanito me ha dicho que podríamos ir a pasar unos días a Sri Lanka que está muy cerca y al parecer es muy bonito; que si las playas de allí son una pasada; que si queremos ver ambos países terminaremos por no ver nada... Total, que entre una cosa y otra, el destino de nuestros billetes terminó siendo Colombo.
Como nosotros no somos muy amigos de los viajes organizados y le estamos cogiendo el gusto a esto de la aventura, embarcamos en el avión aquel 31 de octubre con no más equipaje que una mochila ligera de peso, una guía para viajeros, cuatro recomendaciones de amigos, cámara de fotos y nuestro habitual cuaderno para explicar todas las aventuras que estaban por llegar.
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| Estación de tren de Nanu-Oya |
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| Kandy: el Templo del diente de Buda |
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| Anuradhapura |
Y ahora viene lo importante, ¿Qué hace que ese país sea tan especial? Os lo resumo en cinco puntos:
Para empezar, y es algo importante a tener en cuenta a la hora de viajar, es que todavía no está demasiado explotado turísticamente.
Es cierto que nosotros viajamos en temporada baja, pero siempre lo hacemos y en la vida nos había ocurrido esto de reconocer a las mismas parejas de turistas en diferentes lugares de la isla porque no hay muchas más.
Lo cierto es que es una experiencia deliciosa poder adentrarte en una cultura sin toparte cada cinco minutos con alemanes, americanos, familias de españoles o grupos de japoneses de esos que utilizan el ipad para fotografiarlo todo (cosa que, por cierto, me fastidia bastante). Y sobretodo es agradable no verte rodeado por falsas tiendecitas típicas que lo único que quieren venderte son souvenirs. El encanto de Sri Lanka reside en verte envuelto solamente por srilankianos y su mundo.
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| Vistas desde el tren cerca de Nuwara Eliya |
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| Sigiriya: La Roca del León |
No os dejéis engañar por lo pequeño que es Sri Lanka. Podéis llegar a disfrutar de uno de los viajes más completos que existan a la par que maravilloso.
A Marco Polo no le faltaba razón cuando dijo que Ceilán (antiguo nombre de Sri Lanka) es la isla más bonita del mundo.
Un día te encuentras cruzando las altas montañas en tren y admirando sus preciosos paisajes cubiertos, de vez en cuando, por una intensa niebla que convierte las vistas en una estampa lúgubre pero alucinante y al día siguiente estás en un barco tratando de divisar ballenas o en lo alto de una roca visitando los restos de un antiguo palacio construido durante el reinado del Rey Kasyapa.
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| Sigiriya: La roca del León |
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| Ella: plantaciones de té |
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| Arugam Bay |
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| Udawalawe National Park |
Además de visitar hermosas plantaciones de té, hacer snorkel en lugares donde habitan pequeños tiburones, subirte a autobuses llenos de colegiales vestidos de blanco que no dejan de observarte fascinados y visitar templos budistas construidos en cuevas.
Por no hablar de los safaris en los que tratas de perseguir al famoso leopardo o donde apagas el motor del jeep para poder observar, quietecita y en silencio, a un grupo de elefantes que alimentan a sus bebes bajo un árbol, junto al camino.
En resumen, es uno de esos viajes en los que cada noche, mientras extiendes la mosquitera alrededor de la cama, te oyes a ti misma decir: hoy ha sido el mejor día de todos.
Para los que buscan algo más que bonitos paisajes, detrás de Sri Lanka hay una historia de lo más interesante.
Las invasiones de los indios descendientes de los tamiles en la edad antigua; las colonizaciones europeas; el imperio británico que convirtió el país en una colonia denominada Ceilán; lo importante que fue la isla durante la segunda guerra mundial y los conflictos, ya en las últimas décadas, a causa de la diversidad étnica y religiosa. Y es que en un lugar donde conviven musulmanes, budistas, hindúes y cristianos no es raro que difieran en algunos asuntos.
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| Dambulla: el Templo de la Cueva |
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| Kandy: el Templo del diente de Buda |
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| Dambulla: el Tempo de Oro |
Los habitantes de Sri Lanka son una pasada.
Es alucinante descubrir lo amables y hospitalarios que son los srilankianos. Da gusto viajar a lugares donde sus habitantes te hacen un hueco en su mundo. Además son de esa gente a la que realmente le interesa saber de donde eres, les gusta hablarte de su tierra y les encanta ayudarte a continuar con tu viaje.
En especial las mujeres me parecieron encantadoras y risueñas. Tuvimos suerte de alojarnos en un guesthouse cuya dueña no dejaba de reír y bromear con nosotros, era de esas personas a las que incluirías en tu lista de gente adorable.
Y luego estaban los niños, todos con su peculiar uniforme blanco y corbata de color que, al salir del colegio y pasar por tu lado, te saludaban con un Hello! Where are you from? para, a continuación, echar a correr hacia la parada del autobús y desaparecer en su interior, no sin antes volver la vista hacia atrás una última vez y regalarte una sonrisa.
Los precios asequibles del alojamiento.
La idea de viajar en modo aventura es tener, como única reserva cuando sales de casa, el billete de ida y el de vuelta, de modo que para todo lo demás tienes que ir improvisando.
Lo bueno de la poca afluencia de turismo es que los Guesthouses tienen casi todas las habitaciones desocupadas y es muy fácil conseguir una buena rebaja. Nosotros éramos cuatro, y mi pareja, a quien llamamos "el negociador", conseguía realmente buenos precios con desayuno incluido.
Pero no sólo son económicos los alojamientos. El transporte y la comida también están muy bien de precio. Lo único en lo que te dejas un poco más de dinero es en las entradas de los parques nacionales pero, siendo gran parte de ellos patrimonios protegidos por la Unesco, puedes apostar que merece la pena visitarlos todos.
Lo más curioso es que los precios en general, se han duplicado en tan sólo un año, lo que significa que no queda mucho para que el país se convierta en el nuevo destino de moda.
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| Mirissa |
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| Udawalawe National Park |
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| Ella: estación de tren |
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| Ella: Plantación de té |
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| Ella |
Si necesitas algo más para convencerte, éste no es tu destino ideal. Pero si te han entrado ganas de hacer las maletas, te advierto que este país te enamorará.
Mi recomendación es que no alquiles vehículo privado con conductor, no reserves los hoteles por internet y no te montes un plan de viaje demasiado estricto. Adéntrate en su mundo, viaja en sus autobuses y trenes, come en lugares donde los únicos clientes sean lugareños, relaciónate con sus habitantes, déjate guiar por ellos en tu ruta a seguir y no te vayas a dormir ninguna noche sin antes tumbarte a buscar constelaciones en el cielo.
A partir de ahí, disfruta de la aventura.
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